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DIOS TIENE UN SENTIDO DEL HUMOR MUY FINO

Quizás el título te sorprenda y hasta pienses que me he equivocado o que soy irreverente, pero no es así. Lo he hecho a propósito para hacer que te cuestiones sobre tu relación personal con Dios, ya que espectadores ya hay muchos; testigos hay pocos.
Quiero retarte que comiences a hacerlo.
Contaré algunas pocas de las muchas anécdotas que han sucedido en mi vida espiritual a través de caminar en la fe éstos largos años, en los que cada vez sigo sintiéndome como un principiante. Tengo la esperanza que dichas anécdotas te ayuden en tu caminar y te motiven a confiar más en los misteriosos designios de Dios, quien está más cerca de ti de lo que tú te imaginas.
ANÉCDOTA #1 … Y DIOS LE DESTAPÓ EL OTRO OÍDO
El 7 de octubre de 1991 tenía yo 17 años y sucedió el acontecimiento más importante en mi vida: ¡conocí a Dios! Esa noche, después de mi liberación y casi por terminar el grupo de oración, nos anunciaron que dentro un mes y medio se realizaría un retiro de evangelización y que uno de los requisitos era estar en estado de gracia. Pues bien, días antes de la gran fecha acudí a confesarme al Templo de San Francisco de Asís, en la Ciudad de Chihuahua, México. Dicho templo es atendido por los Dominicos. Mientras estaba en la fila esperando mi turno después de un largo y meticuloso examen de conciencia, la paz y el silencio de los hiciste qué…? ¡Háblame más fuerte que no te oigo! ¿Cuántas veces?”. ¡En el confesionario estaba un anciano sacerdote que estaba medio sordo! Las rodillas comenzaron a temblarme pensando que mi confesión iba a ser oída por todos. Y la tensión creció cuando vimos que algunas personas salían llorando del confesionario llenas de vergüenza. ¡Oh Dios mío!, comenzó a haber desertores en la fila. Confieso que quise unirme a los que huyeron, pero en lugar de eso comencé a orar diciendo: “¡Dios mío, tú sabes que estoy feliz por asistir a ese encuentro contigo, pero tengo miedo de ser oído por los demás. Por favor, abre los oídos de ese sacerdote y tapa los oídos de los demás…” A medida que se acercaba mi turno los nervios comenzaron a traicionarme y… mi turno llegó. Al momento de arrodillarme ante el sacerdote éste me pregunta cuánto tiempo había transcurrido desde mi última confesión y tímidamente y en voz baja le dije que había sido más o menos cuando tenía 9 años de edad. Esperaba que me gritaría, pero en lugar de eso me dijo suavemente: “Bien hijo, quiero escuchar tu confesión”. Me acercó hacia sí y yo comencé, uno a uno, a confesar mis pecados acumulados en muchos años mientras aquel anciano sacerdote de Cristo en silencio asentía. ¡Escuchó claramente toda mi confesión y no me pidió alzar la voz! Realmente Dios escuchó mi oración y obró el milagro que le pedí. Y no sólo eso, sino que aquel confesor me trató con tanto amor y dulzura que percibí en él al mismo Dios.
Salí feliz de ahí y comenzó una nueva vida para mí.
ANÉCDOTA #2 ¡SÚPER CRISTO!
Cuando contaba con alrededor de 18 ó 19 años, durante un retiro de evangelización juvenil al que me invitaron a servir, me pidieron que predicara sobre el Amor de Dios. Yo estaba con mucha disposición de servir, con gran celo por el Evangelio y ardor por las almas, pero carente de experiencia al hablar en público. De tal modo que, en cierto momento de mi predicación y sobrepasado por la emoción pero con mucha falta de sentido común grité: “Es tan grande el amor de Dios por ti, que para salvarte del pecado se entregó ¡y cargó una Cruz que pesaba 500 kilos!”. WHAT? No hace falta decir que los demás servidores se rieron de mí en ese momento (y durante algunos años) recordándome en cada retiro aquel bochornoso episodio. Después me imaginé a Jesús riéndose a carcajadas y diciéndome: “Ay, hijo mío: el Profeta Isaías dijo que eran las culpas de ustedes las que Yo cargaba y que soporté el castigo que les trajo la paz… ¡pero no te pases con una Cruz de 500 kilos!”
ANÉCDOTA #3 EL DISCÍPULO CALVO
Un par de años después, sirviendo en otro retiro juvenil, nos encontrábamos varios servidores orando ante Jesús Eucaristía en el Santísimo Sacramento del Altar. Dábamos gracias a Dios, cantábamos, intercedíamos, etc. Llegó el momento en que cada uno de nosotros decíamos algo al Señor y los demás apoyábamos esa petición, súplica o lo que fuera, y de repente, en un momento de inspiración y entrega se me ocurre decir “Señor, quiero servirte plenamente. Por favor, quítame lo que me estorba”. A lo que de inmediato, en mi corazón recibí su respuesta: “Hijo, nada te estorba para ser mío… a menos de que quieras quedarte calvo.”
Vaya respuesta; Dios sí que tiene un sentido del humor muy fino.
ANÉCDOTA #4 “… VE Y DILE DE PARTE DE MI MADRE”
Esto sucedió hace como 7 años. La Biblia nos dice que nuestra mano derecha no debe saber lo que hace la mano izquierda, pero con lo que voy a narrar quiero hacer notar que, muchas veces, los llamados que Dios nos hace para actuar en su Nombre van, incluso, aparentemente en contra de nuestra lógica y nuestra reputación.
Hace algunos años, un día entre semana pasé frente al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y decidí entrar a orar. Ya cuando estaba yo en lo mío veo que entra una señora muy apurada y se pone de rodillas ante el Altar donde estaba la imagen de la Guadalupana y comienza a platicar con ella de una manera muy particular; hacia muecas de preocupación y gestos con sus manos quizás explicando a Nuestra Señora por lo que estaba pasando en esos momentos y pidiendo su ayuda. La situación me distrajo por completo de mi oración y me quedé observando aquella tierna escena. Cuando de repente, escucho una voz masculina que me dice suavemente: “Ve y dile que dice mi Madre que todo estará bien.” Me llamó la atención ese llamado, pero no hice caso. Por segunda vez escucho esa voz que repitió la misma frase: “Ve y dile que dice mi Madre que todo estará bien…” Entonces me dije: “Nooo, esto no es cierto.” Por tercera vez, pero de una manera algo enérgica en el tono de voz se repitió lo mismo, pero esta vez como una orden: “¡Ve y dile que dice mi Madre que todo estará bien!” Al momento y como impulsado por un resorte me puse de pie y dije a esa voz: “¡Oh pues, que ya voy…!” No solo me sentí desconcertado, sino que pensé que estaba a punto de hacer mayúsculo ridículo porque en ese momento dentro del santuario sólo estábamos aquella señora y yo. Después de armarme de valor, todavía vacilante, me acerqué y le dije: “Ejem… disculpe señora… em”, ella me preguntó “¿Sí, m’ijo”, mirándome un poco impaciente porque vio mi cara de atónito y que además le estaba quitando su tiempo. “Eh… dice Jesús que dice su Madre que le dijera a usted que todo estará bien.” Siguió un silencio algo incómodo para mí y ella solamente me miró a los ojos y me dijo “Gracias”.
¿Qué esperaba yo, una medalla por mi acción? ¡Claro que no! Como dice el Evangelio de Lucas: “solo somos siervos inútiles que hicimos lo que teníamos que hacer.”
UNA AVENTURA LLAMADA AMISTAD
Alguna vez alguien dijo: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes.”
Esto es verdad cuando vivimos en una relación personal de amor y amistad con Él; intimidad –según se dice en el lenguaje de la mística católica- que nos hace sabernos amados y nos hace desear estar con el Amado y, como San Juan de la Cruz exclamar “¡Oh llama de amor viva que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! Pues ya no eres esquiva acaba ya si quieres, ¡rompe la tela de este dulce encuentro!
Pero no olvides que, Dios toma en serio todo lo que le dices. Aunque a veces puede jugarte bromas para hacer más ligero tu camino.

 

E.Gerardo García J.
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SACRAMENTALES SÍ; AMULETOS Y TALISMANES NO

Una catequesis para que conozcas mejor este gran tesoro de la Iglesia
Gracias al New Age existe un creciente problema de interpretar erróneamente y hasta para mal propósito la doctrina cristiana relacionada con los sacramentales y las expresiones de la sana religiosidad popular, creyendo que tales, por sí mismos, tienen la facultad o poder de “bendecir mágicamente” por el sólo hecho de hacerlo, pero quitando la recta devoción y el amor por Dios: Y cuando eso sucede se les convierte en amuletos o talismanes.
NECESITAMOS SIGNOS Y SÍMBOLOS
«La santificación del hombre se expresa mediante signos sensibles y se realiza de un modo propio en cada uno de ellos» (Constitución Conciliar Sacrosanctum Concilium, núm. 7).
Muchos de estos símbolos, al igual que los gestos de la oración (los brazos abiertos, las manos juntas, arrodillarse, ir en procesión, etc.), pertenecen al patrimonio común de la humanidad, como lo demuestran las diversas tradiciones religiosas. «La liturgia de la Iglesia presupone, integra y santifica elementos de la creación y de la cultura humana confiriéndoles la dignidad de signos de la gracia, de la creación nueva en Jesucristo» (CIC, n. 1149).
¿QUÉ SON LOS SACRAMENTALES?
Son signos sensibles de la presencia y acción de Dios. Proceden de los Sacramentos y nos disponen a recibir sus efectos. Su uso es cosa buena pues han sido instituidos por Él a través de la Iglesia con el fin de ayudarnos en nuestra santificación en medio de la vida ordinaria; nos ayudan a vivir de manera más intensa nuestra fe y a entender mejor nuestra espiritualidad católica. Pero tal ayuda y efectos son eficaces solo si estamos dispuestos a la Gracia Santificante, lo que significa que, si queremos ser bendecidos por Dios entonces debemos vivir conforme a su voluntad, ser buenos, amarlo a Él y a nuestros semejantes; orar y rezar con devoción pidiendo a la Santísima Trinidad guíen nuestro caminar.
¿CÓMO ACTÚAN? PRINCIPIOS SOBRE SU FUERZA Y EFICACIA
EX OPERE OPERATO. Los sacramentos producen la Gracia Santificante. Dicho de otro modo, todo sacramento obra y tiene eficacia por el hecho de ser un acto del mismo Jesucristo; no obtiene su eficacia o valor esencial ni de la fe ni de la santidad ni de la actividad del ministro o de quien recibe el sacramento.
En cambio, los sacramentales obran del siguiente modo.
EX OPERE OPERANTIS ECCLESIÆ. Es decir, que reciben su eficacia de la misión mediadora que posee la Iglesia, por la fuerza de intercesión que tiene la Iglesia ante Cristo que es su Cabeza. Aquí su acción y eficacia sí dependen de la persona que lo administra y de la persona que lo recibe. Se requiere un ACTO DE FE Y CONFIANZA EN LA PROVIDENCIA DIVINA.
EX IMPETRATION ECCLESIÆ. Significa que, los sacramentales producen sus efectos por la fuerza impetratoria (oraciones, ruegos y súplicas) de la Santa Madre Iglesia.
A éste respecto consulten en el Catecismo de la Iglesia Católica los numerales 1667 al 1679.
ENTONCES: LO QUE NOS APLICA NOS IMPLICA
La Gracia Santificante ayuda a nuestra gracia habitual, pero ésta debe ser motivada por un amor sincero a Dios mediante el buen uso de nuestra libertad y voluntad; orientando la razón y la fe en la dirección que Dios indique, no en exigirle que nos dé queramos así sin más, sin luchar contra los vicios y la pereza espiritual.
SACRAMENTALES QUE DEBEMOS TENER Y USAR
El Santo Rosario, imágenes religiosas, Crucifijos en las casas. Agua, sal aceite y benditos o exorcizados. El incienso bendecido también es muy útil y apropiado para recordarnos que estamos ante la presencia de Dios. PERO CUIDADO: debe ser exclusivamente el incienso que se usa en el culto católico, no el de origen hindú que viene en varitas y otras presentaciones cuyo aroma es muy penetrante y hasta desagradable. Esos se encuentran en tiendas de decoración donde venden artículos de origen oriental, en algunas hierberías o botánicas y en tiendas abiertamente esotéricas.
CONSEJO: Lo católico únicamente debe adquirirse en establecimientos católicos.
 
… YO SIEMPRE TRAIGO MI ESCAPULARIO, ¿TAMBIÉN ES UN SACRAMENTAL?
Ah muy bien, te felicito.  Sí, es un sacramental. Pero, sobre su uso, éstos no son adornos, sino compromisos de vida de vivir las virtudes cristianas. Te explico: históricamente, cuando nacen las órdenes religiosas mendicantes como Franciscanos, Dominicos, Clarisas, etc., los fieles laicos se sintieron atraídos y motivados a imitar el estilo de vida de aquellos hombres y mujeres religiosos. Pero debido a que quienes eran casados no podían -dada su condición matrimonial- abandonar al cónyuge y los hijos para ingresar a los conventos, tales órdenes religiosas fundan lo que después se conocería como las Terceras Ordenes Regulares: que admitía a laicos casados, solteros, viudos y célibes a practicar y vivir las virtudes cristianas y consejos evangélicos de acuerdo a su estado de vida propio. Y como el uso del hábito está únicamente reservado a quien se consagra a Dios en los votos de Pobreza, Castidad y Obediencia, las órdenes religiosas, con la autorización de la Santa Sede diseñaron una especie de vestimenta que distinguiera a los laicos como miembros de dichas órdenes, pero que también los diferenciara de aquellos hombres y mujeres que se consagraban por completo a Dios.
¿ENTONCES NO ME BENEFICIAN LOS AMULETOS Y TALISMANES?
Exacto. El amuleto es una figura, colgante o cualquier objeto al que se le atribuye poder sobrenatural para protegerse del peligro, del daño, de la mala suerte, de los enemigos y hasta (según eso) de los malos espíritus y la hechicería. Los amuletos más comunes son la pata de conejo, la Mano de Fátima, la Estrella de David. A veces llevan inscritas fórmulas en latín, hebreo o árabe. Y su valor y eficacia dependen del material con que estén hechos.
El talismán en definición es más simple, pero tiene un fin más específico: Es un signo, símbolo, figura o imagen grabada en metal u otra substancia o piedras como los cuarzos, que según dicen, contienen poderes en sí mismos. Son cosas consideradas mágicas para atraer la buena suerte. El amuleto es muy activo y sirve para provocar un mal o ‘hacer un bien’.
Se cree que confieren poderes a quien los usa mediante fórmulas o rituales. Van en total contradicción con el temor amoroso que le debemos únicamente a Dios.
El Catecismo de la Iglesia Católica condena el recurrir a éstas prácticas por tratarse de una ofensa directa a Dios y por poner la dependencia emocional y espiritual a objetos en primer lugar que a la Providencia Divina.
Son muchos los objetos que pueden ser utilizados a modo de amuleto o talismán; de hecho, cada vez que se viste de una determinada prenda para ir a una reunión importante para atraer suerte, se le está adjudicando a la misma propiedades mágicas o, como poco, cierta fuerza; se la convierte en talismán o amuleto.
VEAMOS QUÉ NOS UN SACERDOTE EXPERTO
Los amuletos y talismanes tienen que ver con la magia de cualquier color. Dice el P. Daniel Gagnon, OMI, sobre éstos objetos: Se usan en ceremonias de adivinación, necromancia o para mantener y controlar las fuerzas de la naturaleza, del mundo de los espíritus y de las fuerzas diabólicas. Dion Fortune cambió la definición de la magia de Aleister Crowley (mago satánico) en la siguiente manera: “La magia es el arte de producir modificaciones de la consciencia de acuerdo a la voluntad”. Se distingue de la magia con los trucos para entretener de los “magos”.
Cfr. GLOSARIO de Términos Personales y Grupos Vinculados con el Esoterismo y la Nueva Era. Páginas 97-98.
Consultar en el Catecismo de la Iglesia Católica los numerales 2110 al 2120.
Respecto a quienes promueven la creencia en los Amuletos y talismanes y su uso: No solo se abusa de la buena fe de la gente, sino que se propician males, ya que es una ofensa al amor y la Providencia de Dios.
¿EXISTEN LOS AMULETOS Y TALISMANES CRISTIANOS?
Rotundamente NO. Recta fe sí, supersticiones no: hay que hacer un uso debido de los sacramentales: éstos son medios (nunca fines en sí mismos) que mediante la fe y la gracia, nos obtienen de Dios lo que pedimos.
 
EL ‘POR SI ACASO’ REVELA LA GRAVEDAD DE LA IGNORANCIA.
En todos mis años de experiencia como predicador, conferencista y consejero espiritual me encuentro que mucha gente ha recurrido a supersticiones por una cuestión sentimental: “es que lo hacía mi abuelita…” “Yo sé que no es verdad, pero lo creo”.
Se revuelve la piedad popular mal entendida con la superstición que está prohibida, por ejemplo: clavar oraciones en la entrada de la casa pero no rezan ni viven en gracia los que ahí residen; y le agregan cosas como ajos, herraduras, sábila, etc. Tener imágenes de budas para la ‘buena suerte’ o diferentes tipos cristales para ‘alejar las malas vibras y traer las buenas energías’. Colgarse del cuello, amarrarse a las muñecas o tobillos runas vikingas, símbolos medievales que se usaban en la alquimia; o con inscripciones de la cábala o símbolos de sociedades secretas. Mucha gente tiene figuras de gnomos, duendes, hadas, etc. Todo esto y más, en lugar de alejar al demonio, lo invita a entrar y posicionarse de los lugares que en principio deben estar consagrados a Dios. Estas prácticas afectan seriamente la tranquilidad y espiritualidad de las personas que habitan las casas en menor o mayor grado. Aunque en la mayoría de los casos se trata de charlatanería, resulta peligrosa ésta práctica por que se invoca no a Dios, a María, los ángeles y los santos, sino a espíritus malignos.
Leer 2º Macabeos 12, 39-46 y Gal. 4, 8-11
PREGUNTA:¿Los sacramentales mal usados pueden hacer daño?
RESPUESTA: No, porque no surten el efecto deseado. Éstos nos preparan para obtener las ayudas necesarias siempre y cuando estemos en lo que se conoce como Gracia habitual y Gracia Sacramental. Por lo tanto vivamos de acuerdo a los Sacramentos.
Y NUESTROS AMIGOS LOS SANTOS
Ellos se dejaron transformar por la Gracia y alcanzaron así el don de la salvación en Cristo. Son ahora intercesores, se unen a la oración de Cristo al Padre en favor de nosotros sus hermanos y más concretamente de los que sufren.
Este es el sentido correcto del uso y veneración de las reliquias, que ayudan al corazón cristiano a renovar su fe, y que permiten así una mejor comprensión del Evangelio y una participación más consciente y madura en los sacramentos, de los cuales recibimos la gracia y la acción salvadora de Cristo.
LAS RELIQUIAS DE LOS SANTOS
“De acuerdo con la tradición, la Iglesia rinde culto a los santos y venera sus imágenes y sus reliquias auténticas. Las fiestas de los santos proclaman las maravillas de Cristo en sus servidores y proponen ejemplos oportunos a la imitación de los fieles” (Sacrosanctum Concilium, 111).
El Directorio sobre la piedad popular y la liturgia (2002) muestra cuál es la doctrina católica sobre las reliquias que, como sabemos, han sido muy veneradas desde muy antiguo y han sido igualmente muy apreciadas por el Magisterio de la Iglesia.
EXISTEN DIVERSOS GRADOS DE RELIQUIAS
DE PRIMER ORDEN. Se trata de partes del cuerpo de la persona canonizada: Cabello, fragmentos de hueso, sangre, etc. Las cuales se veneran en muchos lados y son resguardadas devotamente.
DE SEGUNDO ORDEN. Son objetos que pertenecieron a los santos: utensilios, vestidos, manuscritos y objetos que fueron de su uso personal.
DE TERCER GRADO. Se trata de los objetos que han estado en contacto con sus cuerpos o con sus sepulcros, tales como: estampas, telas de lino, y también imágenes veneradas (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, 236).
NOS DICE EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA
“Las diversas formas de devoción popular a las reliquias de los santos, como el beso de las reliquias, adorno con luces y flores, bendición impartida con las mismas, sacarlas en procesión, sin excluir la costumbre de llevarlas a los enfermos para confortarles y dar más valor a sus súplicas para obtener la curación, se deben realizar con gran dignidad y por un auténtico impulso de fe…” (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, 236 y 237).
UN SACRAMENTAL MUY PODEROSO PERO MUY DESCONOCIDO: LA BENDICIÓN
¡Sí, así es! Hay que mencionar que la bendición de los padres sobre los hijos es un sacramental muy poderoso que invoca la protección de Dios sobre ellos, ayudándoles en el cumplimiento de las virtudes cristianas y librándoles de las tentaciones, los peligros y la muerte. En el caso de la bendición entre esposos casados por la Iglesia (y en caso de que no, actúa por la virtud del sacramento del Bautismo de uno o de ambos, aunque con menor eficacia dada la situación irregular), éste procura la protección y cuidado debido al cónyuge para salvaguardar la sacralidad del vínculo matrimonial y el cumplimiento de los votos emanados del sacramento.
Una de las primeras bendiciones que encontramos en la Biblia la encontramos en el Libro de los Números, capítulo 6 versículos 22 al 27. Donde Dios Padre nos enseña a bendecir y nos habla del beneficio de hacerlo. Dice de la siguiente manera: Habló Yahveh a Moisés y le dijo: Habla a Aarón y sus hijos y diles: «Así habéis de bendecir a los israelitas. Les diréis: ‘Yahveh te bendiga y te guarde: ilumine Yahveh su rostro sobre ti y te sea propicio; Yahveh te muestre su rostro y te conceda la paz.’ Que invoquen así mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré.»
¡Anímate a bendecir y desea la bendición de Dios para tu vida!
E. Gerardo García Juárez
Fe

AÑO NUEVO Y ¿NUEVA ERA?

Hablar de los rituales mágicos, cómicos y hasta ridículos sería perder el tiempo, y hasta dar ideas a más de un despistado que trate de justificar su falta de fe y esfuerzo.

 

Año viejo año nuevo. Cíclicamente, y desde que tenemos uso de razón ha sucedido así y sucederá hasta el final, cuando el Señor Jesucristo, coronado de gloria y majestad venga a juzgar a vivos y muertos.

Mucha gente en su afán del bienestar y la prosperidad ha recurrido a un sinfín de cosas para de alguna manera “asegurar” el futuro inmediato a través de objetos, rituales, frases, etc., de tipo mágico y supersticioso, los cuales suponen les darán buena suerte, influirán en su destino y, piensan, deben ser hechos con fe. La mayoría de las veces dicen: “yo no creo en esas cosas, pero por si acaso…” En muchos de estos casos están presentes diversas formas de ocultismo que, por diversión, ignorancia o ambos se realizan al término y principio de cada año como un modo de que cada quien aminore sus decepciones y esperance las ambiciones.

De seguir alguien con esas practicas y rituales dará la bienvenida no a bendiciones, sino a otras cosas que lograrán el efecto contrario de lo que originalmente se buscaba conseguir.

Y los hay para todos los gustos y economías.

 

Hay gente que dice “yo no creo en esas cosas, pero por si acaso…” En realidad, esto es un modo de que cada quien aminore sus decepciones y esperance sus ambiciones.

 

El problema no es buscar bienestar económico, material y amoroso, ni mucho menos lograr las aspiraciones personales: la Nueva Era hace de esto una búsqueda ritualizada dentro de una especie de narcisismo espiritual en donde cada quien viva sus propias fantasías de aventura y de poder satisfaciendo su propio ego y alejándole del mundo y de la realidad (Jesucristo Portador del Agua de la Vida 3,2). Un alejamiento del valor y sentido salvíficos del sufrimiento y el dolor; del trabajo honesto y esforzado, de la satisfacción por las victorias obtenidas al vencer vicios y pecados personales y de pedir a Dios en oración la persona adecuada, pero también de ofrecer al Señor ser la persona adecuada para alguien más con quien se quiera pasar el resto de la vida bajo su bendición. Entre otras cosas.

 

Seamos honestos; todos tenemos la necesidad de que el Año Nuevo sea mejor para cada quien respecto al anterior, pero muchos lo hacen fuera de las recomendaciones que la Sagrada Escritura a través de la Iglesia hace para todos, como lo son: la oración, los sacramentos, el firme propósito de cumplir con las promesas que hacemos a Dios, a nosotros y a nuestros semejantes, etc.

Hablar en éste artículo de los rituales mágicos, cómicos y hasta ridículos que mucha gente hace (incluso con toda seriedad y solemnidad), sería perder el tiempo, y hasta dar ideas a más de un despistado o despistada que trate de justificar su falta de fe y esfuerzo real por mejorar su vida y de dejar que la gracia de Dios transforme lo que tenga que ser transformado en su propia persona.

 

Muchas veces se trata de un narcisismo espiritual en donde cada quien vive sus propias fantasías de aventura y de poder satisfaciendo su propio ego, y alejándose del mundo y de la realidad.

 

Creo que con el título y contenido de la presente colaboración es más que suficiente para entender que mientras vivamos siempre tendremos la oportunidad de ser mejores y agradables ante nuestro Señor, y que lo que por alguna razón no hayamos podido lograr o conseguir siempre podrá ser puesto ante la Divina Providencia la cual sabrá otorgarnos lo necesario para nuestro bien, nuestra santificación y también para nuestra salvación.

 

ENTONCES ¿CÓMO RECIBIR EL AÑO NUEVO?

La Biblia contiene innumerables citas y máximas en las que Dios nos promete bienestar y bendiciones, pero primero da las condiciones de cómo obtenerlas y disfrutarlas plenamente.

He aquí algunas de ellas que resultarán muy provechosas para nosotros y nuestros propósitos:

 “Ya se te ha dicho, hombre, lo que es bueno y lo que el Señor te exige: tan sólo que practiques la justicia, que seas amigo de la bondad y te portes humildemente con tu Dios”. Miqueas 6, 8.

“Pero no se acuerden más de otros tiempos, ni sueñen ya más en las cosas del pasado. Pues yo voy a realizar una cosa nueva, que ya aparece. ¿No la notan? Sí, trazaré una ruta en las soledades y pondré praderas en el desierto”. Isaías 43, 18-19.

“Si aceptamos de Dios lo bueno, ¿porqué no aceptar lo malo? ¡Bendito sea el nombre del Señor!” Job 2, 10

“Dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia, den sus derechos al oprimido, hagan justicia al huérfano y defiendan a la viuda. Ahora Yahvéh les dice: Vengan, para que arreglemos cuentas. Aunque sus pecados sean colorados, quedarán blancos como la nieve; aunque sean rojos como púrpura se volverán como la lana blanca”. Isaías 1, 17-18

“El amor de Yahvéh no se ha acabado, ni se han agotado sus misericordias; se renuevan cada mañana. Sí, tu fidelidad es grande”. Lamentaciones 3, 22- 23

“Busquen primero el Reino de Dios y la Justicia de Dios, y se les darán también todas esas cosas”. Mateo 6, 33

 

FELIZ AÑO NUEVO.

PAZ Y BIEN

E. Gerardo García J.

Fe

CATÓLICOS SIN COMPLEJOS

Hace tiempo leí un libro titulado “Manual Básico para Católicos sin Complejos: Cómo desmontar los tópicos que atacan a la Iglesia Católica y saber argumentar por qué se es católico’’. El autor es el escritor español José González Horrillo y la Editorial es Sekotia.

El libro me pareció, además de ilustrativo, muy entretenido. En su manera de expresarse, González Horrillo expone una realidad que para muchos católicos es el dolor de cabeza de cada día: el de saber dar razón de su esperanza.

No sólo se trata de decir automáticamente “yo creo”, sino de dar las razones por las que creo en aquello que conozco por fe y de lo cual estoy convencido. El problema y triste realidad a la vez, es que, cuando se trata de responder a tales interrogantes, muchos ponen cara de “no sé qué decir”, “no me interesa”, “mejor pregunten a otro” y todos los etcéteras que se nos ocurran. Ante tal situación lo más honesto es decir “no lo sé” ¡pero lo mejor y más correcto es que investiguen! Y para no parecer menos inteligentes ante quien cuestiona dicen cualquier cosa que se les viene a la cabeza para salir del paso de tan bochornosa situación, dejándoles muchas de las veces expuestos y hasta en ridículo.

 

LOS HECHOS

Bien, veamos ahora uno de los tópicos ante los cuales muchos se quedan sin dar respuestas satisfactorias: ¿PORQUÉ EL VATICANO NO VENDE SUS RIQUEZAS PARA ALIMENTAR A LOS POBRES?

Como los anteriores, éste es uno de tantos ejemplos con los cuales podemos no solo ser cuestionados, sino atacados.

Vámonos por orden, la Iglesia Católica no puede vender sus riquezas como son: las grandes basílicas y catedrales, las obras de arte y los tesoros por la simple y sencilla razón que todo eso es invaluable y además es patrimonio de la humanidad.

PERO AÚN QUEDA EL TEMA DE LOS POBRES…

Correcto; pero, suponiendo que la Iglesia vendiera todas sus riquezas (y que alguien pudiera comprarlas), ¿por cuánto tiempo pudiera eso paliar el tema de la hambruna y pobreza mundial? Quizá para 1 mes, a lo mucho. Así que, la venta de las riquezas no resuelve nada de forma definitiva. Lo que sí puede ayudar a los pobres es nuestra caridad en acción a través de ver por sus necesidades y abriendo generosamente nuestras manos.

A la Iglesia no la mueve la filantropía ni sacarse la foto para Facebook: la mueve el amor a Dios y por toda la humanidad en base a un mandato del mismo Jesucristo.

Por eso no hace ruido ni publicidad de sí misma.

 

AHORA VA EL CONTRAGOLPE

Seguramente nuestros detractores no saben (o lo disimulan muy bien), que la Iglesia Católica fundó los primeros hospitales, las primeras universidades en donde se daba cabida a todo tipo de conocimiento para bien de la humanidad. Que estableció las bases de regulación para las instituciones financieras y de crédito con pagos justos. Y que de los aproximadamente más de 500 mil hospitales, orfanatos, escuelas, universidades e instituciones de asistencia social, la Iglesia Católica fundó y atiende actualmente con sus propios recursos y las donaciones generosas de católicos y de gente de buena voluntad, a la cuarta parte de todos ellos. Además, muchos de sus miembros, a lo largo de la historia han aportado muchos de los grandes descubrimientos y avances en la ciencia, la tecnología y la medicina.

Y todo por el bien de la humanidad.

IGLESIA CATÓLICA 1 – DETRACTORES 0

 

Como el anterior, hay demasiados temas polémicos y espinosos: que si las Cruzadas y la Inquisición. O el tema de que los sacerdotes se casen ‘para que se acaben los casos de pedofilia’. Que por qué las mujeres no pueden ser ordenadas sacerdotisas. Que la Iglesia Católica es misógina, homofóbica y represora. Que el aborto y la práctica homosexual deben dejar de ser pecado….

¿Te han cuestionado antes con alguna de esas cosas? Pues te doy la bienvenida al club y más si has sabido responder a tales ataques. Y si no tuviste respuesta a más de 1 interrogante (por que quizá tú tienes dudas al respecto), entonces te invito a emprender el camino de conocer el verdadero catolicismo… Y DE ESTUDIAR LA HISTORIA.

No sólo se trata de decir ‘yo creo’ como si el conocimiento de la fe se dieran por ósmosis y asumir que por el hecho de ser católicos tenemos un carnet VIP para que todo el mundo esté de acuerdo con nosotros. Se trata de todo un proceso dinámico y por etapas bien definidas para que por medio del aprendizaje, del conocimiento, la práctica, y por último de la vivencia y del testimonio, podamos hablar y “no callar de lo que hemos visto y oído” Hechos 4,13-21.

 

SÉ TESTIGO, ESPECTADORES YA HAY MUCHOS

Uno de los grandes problemas de muchos es el desconocimiento de la fe y de la ignorancia religiosa y que se les ven a kilómetros. Se dicen católicos, pero les da vergüenza manifestarlo públicamente. Y cuando los medios de comunicación atacan a la Iglesia hasta parece que están de acuerdo con la difamación por el simple hecho de haberlo visto en tv, internet, o de haberlo leído por ahí. Total, lo que dicen en las noticias siempre es cierto, ¿qué no?

¿Por qué sucede esto? La respuesta no es sencilla y es multifactorial.

Lo que sí puedo asegurarte es que si comienzas a conocer tu fe católica, no sólo te darás cuenta que las cosas que se dicen de ella son falsas, sino que comenzaras a apasionarte por ella al momento de conocer la historia y a sus protagonistas. En primer lugar, a los Doce Apóstoles y los primeros discípulos que escucharon la llamada del mismísimo Dios; le conocieron en persona y convivieron con él, de tal modo que cuando Él les dijo “vayan por todo el mundo y hagan discípulos a las naciones”, ellos se dieron cuenta de que todo era verdad y se pusieron en movimiento en la más grande empresa de sus vidas, siguiendo a Quien les había llamado a colaborar en la realización la obra de salvación del mundo.

¿Tus complejos hacia la fe católica te tienen en el sepulcro? Pues es tiempo de llamar a Dios para que te resucite. Tampoco te estoy pidiendo seas una persona erudita, sino de que comiences por lo más básico.

Louis de Whol, en la novela biográfica titulada “La Luz Apacible”, dedicada al gran Santo Tomás de Aquino ‘El Doctor Angélico’, pone en labios del protagonista la contundente frase: “No sólo se trata de triunfar o fracasar en las cosas de Dios. Se trata de amar mucho a Dios. Tú comienza haciendo eso y Él se encargará de hacer el resto.”

Si deseas asumir el reto, a continuación encontrarás más claridad para poder llevar a cabo tus nobles propósitos.

 

LOS SANTOS: AMIGOS DE DIOS ¡Y CATÓLICOS SIN COMPLEJOS!

Lo que emociona y enamora de ellos, es que fueron iguales que tú y que yo, pasaron por las mismas dificultades e incluso cometieron pecados peores que los nuestros. ¿Y entonces qué los hace tan especiales? El haberse encontrado con Cristo incluso después de haber tocado fondo en sus vidas.

Y los hay para todos los gustos y temperamentos.

 

Por ti Jesús. Si lo quieres tú, ¡lo quiero también yo!

 

Piensa en una Santa Teresa De Ávila si es que eres de una personalidad decidida a pesar de las adversidades, y te encontrarás que su poema o cántico “Nada te turbe, nada te espante” es una de las más fascinantes obras de la espiritualidad católica. O puedes pensar en un San Francisco de Asís, quien después de haberlo dejado todo por amor a Dios exclamó “Deus mihi dixit” ¡Dios habló conmigo! O bien proclamar junto al gran filósofo y matemático Blaise Pascal, quien después de haber tenido una experiencia donde experimentó la presencia de Dios gritó “¡Lloro de alegría!”. Y si todavía nos atrevemos a ir más hacia delante, te presento a Carlo Acutis, un adolescente italiano que murió en 2006 a los 15 años de edad de una leucemia fulminante. Carlo estaba tan enamorado de la Eucaristía que aprovechó su gran inteligencia y habilidad informática para documentar en su página web los milagros eucarísticos en todo el mundo. Actualmente se estudia su causa de beatificación.

También podemos darnos a Jesucristo como la joven beata Chiara ‘Luce’ Badano asumiendo como nuestras sus hermosas palabras “Por ti Jesús. Si lo quieres tú, ¡lo quiero también yo!” después de ser diagnosticada con osteosarcoma y morir a los 17 años de edad.

 

EL FRENO DEL AUTOSABOTAJE MENTAL Y ESPIRITUAL

¡Ah!, pero puedes también decir que “ya pasaron tus mejores años”, o que “ya no eres joven y que perdiste tu oportunidad”. Lo siento pero te equivocas y te lo demostraré por medio de personajes bíblicos que tuvieron las mismas luchas y las mismas dudas que quizá tú experimentas ahora.

 

Dios tiene grandes planes para ti y promesas para tu vida.

 

 

Abraham obtuvo la promesa de Yahveh de “ser padre de las naciones” Gen. 17,5 y junto a su esposa Sara, ya en edad muy avanzada engendraron a Isaac, cuyo nombre significa ‘Aquel que con Dios reirá’. Moisés, a los 40 años de edad por temor huyó de Egipto viviendo en el desierto como desconocido. Y habiendo formado una familia se instaló en la comodidad del olvido hasta que a sus 80 Dios lo sacudió y lo hizo regresar para enfrentar con valor a Faraón con el objetivo de liberar al Pueblo de Israel. Dirigió el Éxodo y murió a los 120 años de edad viendo de lejos la Tierra Prometida. Moisés no sólo enfrentó a Faraón, sino que enfrentó sus propios miedos e inseguridades sostenido por la Gracia Divina.

A Isabel y Zacarías, en su vejez y además infértiles, se les anunció ser los padres de ‘La Voz que clama en el desierto’ Juan el Bautista, el precursor de Jesús.

¿Qué tienen todos ellos en común? ¡Que todos ellos creyeron en las promesas de Dios!

Dios tiene grandes planes para ti y promesas para tu vida.

¿Cuál es tu pretexto?

 

¡ATRÉVETE A VIVIR TU FE!

Maurice Zundel –en palabras del Beato Papa Pablo VI un ‘genio espiritual de nuestro tiempo’- afirmaba que, “Dios no es una invención, sino un descubrimiento”. Por su parte, Santa Teresa de Ávila con valentía animaba a los católicos débiles e indecisos exhortándoles: “Fe no es tener una idea en la cabeza, es tener fuego en el corazón”.

Y la “Pequeña Florecita de Dios” Santa Teresita del Niño Jesús afirmaba resueltamente: “El más pequeño acto de amor hecho en el Nombre de Dios tiene más poder que toda la furia del infierno reunida en tu contra”.

Lo que tú y yo hacemos sin complejos por nuestra fe es importante, no hay cosas pequeñas y Dios no deja nada a la casualidad. ¿Por qué? Simplemente porque una fe bien vivida tiene un impacto poderosamente positivo en los demás y en éste mundo que cada vez es más descreído. Dios te dio un cerebro privilegiado que puede crear posibilidades inimaginables donde antes no las había y un corazón que puede anhelar cosas asombrosas por amor a Dios y que nunca nadie se ha atrevido a realizar.

En tus manos están esos cinco panes y dos peces que Dios requiere para alimentar multitudes.

 

Pero hay que quitarse los complejos.

 

Y recuerda:

#ESTIEMPODEHACERELBIEN

 

Dios te bendiga.

E. Gerardo García Juárez